martes, 1 de abril de 2014

Arse - Saguntum - Sagunto

 En varios textos de la literatura clásica romana, se menciona la ciudad de Sagunto en relación con los sucesos acontecidos en los primeros días de la Segunda Guerra Púnica y anteriormente en textos griegos mencionándola como centro comercial.






La ciudad Ibera, asentada en tierras de los Edetanos, era conocida con el nombre de Arse, pero con el paso del tiempo y la refundación por parte de Roma se llamaría Saguntum
 La ciudad de Saguntum (Sagunto) tuvo gran importancia por su puerto y era con gran diferencia la mas rica al sur  del rio Ebro. Situada a casi mil pasos del mar, la urbe, con sus habitantes de origen griego, oriundos según se cuenta de la isla de Zante, y con ellos estaban mezclados incluso algunos Iberos del linaje de los Rútulos de Árdea, esta ciudad ya en el siglo III a.C., era aliada de Roma y se perfilaba como un puerto estratégico en el comercio del Mediterráneo. La ciudad de Sagunto en aquella época, se encontraba fuertemente amurallada y la vida se efectuaba dentro de la urbe, solo algunos comerciantes posiblemente de origen griego y fenicio vivían fuera de las murallas instalados en las proximidades del puerto para conseguir beneficios con el tráfico de mercancías y los abastecimientos a embarcaciones y marineros que atracaban.
  “Arse” como plaza amurallada fue asediada por el general Cartaginés Aníbal Barca en el año 219 a. C. por su situación estratégica y por las ganancias en oro y plata que esperaba conseguir para sufragar su inminente guerra con Roma. Aníbal asedió la ciudad durante ocho meses durante los cuales los habitantes de Saguntum aguantaron las embestidas de las tropas Cartaginesas gracias a la robustez de las enormes murallas que cercaban la ciudad y que eran prácticamente inexpugnables. Sagunto solicitó primero la ayuda de los pueblos de las comarcas vecinas, pero estos que veían con recelo el creciente poder estratégico y comercial de la ciudad prefirieron quedarse al margen, los Saguntinos entonces pidieron ayuda al Senado Romano como aliados mientras resistían los embates del ejército cartaginés para asaltar la ciudad. La situación se hizo insostenible tras la tardanza de la República romana de enviar ayuda militar a los saguntinos pues en un primer momento y mientras los romanos deliberaban y preparaban acciones militares tan solo se mandaron embajadores al Senado Cartaginés instándole que ordenara a su general Aníbal a abandonar el asedio de la ciudad. El pueblo de Sagunto desmoralizado y hambriento no pudo resistir mucho más ante un ejército Púnico que lo sobrepasaba en número y en recursos. El asedio a las murallas de Sagunto se efectuó frontalmente y con toda la maquinaria de guerra de la época, y por fin, tras varias semanas de cruentos combates, Aníbal consiguió derrotar a los  Saguntinos.
Para el Cartaginés era primordial conseguir la rendición de la plaza lo mas intacta posible de manera que con el oro y la plata que tomaría de la ciudad vencida poder financiar su invasión a Roma (Segunda Guerra Púnica) y a la vez incorporar a las filas de su creciente ejercito a la mayoría de hombres aptos para su incursión en tierras romanas, a la vez que dejar una plaza fuerte lo más cercana posible a la ciudad de Quart Hadast (Cartagena), desde la que su hermano Asdrúbal, que quedaba como jefe de los ejércitos cartagineses de Hispania y a cargo del abastecimiento del ejercito en movimiento de Aníbal en la península romana pudiera darle apoyo en su campaña. A la entrada de Aníbal a la ciudad tras el ataque final se encontró con una ciudad desolada, prácticamente destruida y quemada, Según cuentan los textos de Tito Livio (Ad urbe condita), los ciudadanos de Sagunto, desanimados al no recibir la ayuda de sus aliados los romanos, y con la negativa de rendirse para ser esclavos o pasados a cuchillo por Aníbal, decidieron encender una gran hoguera en la plaza pública de la ciudad y arrojaron a ella todos los objetos de valor como oro y plata del tesoro público y privado junto con plomo para hacer inservible el botín del vencedor, y tras esto se dieron muerte arrojándose a la misma hoguera para evitar ser hechos esclavos. Esto enfureció sobremanera al cartaginés que había sacrificado un tiempo precioso, esfuerzos, recursos y soldados en la conquista de la ciudad, y no le había reportado prácticamente ningún beneficio.
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Con estos acontecimientos se inició la Segunda Guerra Púnica entre las dos potencias emergentes del Mediterráneo, Cartago y la República de Roma
En el 214 a.C. la ciudad fue recuperada por los romanos, y refundada bajo el nombre de Saguntum. En el 212 a.C., tenía el privilegio de ser “ciuitas foederata” (estado federado) y pasó a ser administrada como municipium (municipalidad romana) con derecho plenamente romano y repoblada por ciudadanos hispanorromanos que siguiendo su patrón edificativo construyeron un gran circo en la parte baja de la ciudad y un teatro con capacidad para ocho mil espectadores y un “Decumano Maximus” donde se encontraban las tiendas y el prospero mercado de la ciudad, también se han encontrado vestigios de que la ciudad poseyera un anfiteatro y termas junto con obras de aterrazamento para conseguir la venida y desagüe de los pluviales.

Saguntum acuñaba moneda propia ya desde tiempos de los iberos con el anagrama de Arse, y desde la romanización hasta la caída del imperio como Saguntum.



  Posee una importante ceca numismática en bronce y plata, es notorio que la acuñación de moneda de la ciudad nos manifiesta la transición del nombre Ibero “Arse”, al Romano “Saguntum”, combinando los primeros años los dos nombres en la misma moneda.


Alípio Tirreno
1er Decurión, 2ª Cohorte Legio XX

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