miércoles, 29 de enero de 2020

ANTIGUA ROMA, MEDIDA DEL TIEMPO


¿En algún momento nos preguntamos cuál era el sistema por el que los antiguos romanos median las horas del día y la noche? Intentaremos explicarlo de forma sencilla.

En tiempos de la Roma antigua, no era tan importante para sus habitantes como en la actualidad el saber la hora exacta en cada momento del día, y si nos adentramos en la lectura de las fuentes clásicas de los moradores del antiguo Latium, estas nos dan a entender que los ciudadanos romanos eran muy prácticos en su vida cotidiana, así podemos decir que en Roma las horas del día eran principalmente una cuestión de luz solar, el comienzo del día romano lo marcaba la salida del Sol ,el solis ortus, pasando por el meridies (mediodía), y después a la tarde o postmeridiem y hasta llegar a la vespera y el solis occasus  llegando así al final de ese mismo día, que se definía este con la siguiente salida del Sol, por tanto en este calendario son los astros, el sol y la luna quienes marcaban, respectivamente, los días, los años y los meses. Hemos de decir que la manera que dividían el día era en doce  horas y la noche (nox) la dividían en cuatro horas o vigilias, aunque medir estas horas no era muy importante por ser estas, horas no productivas. Este sistema era muy práctico para una sociedad agrícola y también en una militar como era la romana, y los romanos como sabemos eran sobre todo prácticos en todas las fases de su vida cotidiana.



En Roma cada una de las horas diurnas era nombrada numéricamente, de manera que, La prima hora, era primera hora del día y correspondía al amanecer, la secunda hora, era la segunda hora del día, y sucesivamente, tercia hora, quarta hora, quinta hora, sexta hora, séptima hora, octava hora, nona hora, decima hora, undécima hora, hasta la duodécima hora, que es la ultima hora y corresponde a la puesta del sol y el final de las horas diurnas.







Nuestro mediodía actual, se correspondería con la hora sexta, es de esta hora de donde proviene algo tan latino y español como la palabra siesta, al ser este el momento en el que el romano medio se tomaba un pequeño descanso en la rutina diaria.





Hemos de decir que dependiendo de la estación del año en la que nos encontremos, cada hora variaba según la duración de horas de luz solar, durante el verano las horas del día eran más largas que en invierno que eran sensiblemente más cortas, es por esto que en verano con los días más largos, las horas romanas podrían llegar a ser de setenta y cinco minutos, y en invierno, las horas del día tendrían el equivalente a los cuarenta  y cinco minutos de la actualidad.




Para medir todas estas horas solares en la roma antigua se usaban entre otros, los relojes de Sol, estos relojes dividían un espacio circular en once segmentos estos segmentos cortaban la circunferencia en partes, de forma que cuando la sombra del indicador se posara sobre la primera línea del reloj significaba que ya había pasado la prima hora, con este sistema, el tiempo que medirá el reloj de Sol se adecua a la utilización de horas más cortas y horas más largas según la estación del año.





Dice la tradición que fué Lucius Papirius Cursor quien colocó en Roma, a las puertas del templo del dios Quirino para que todos lo pudieran ver, el primer reloj de sol (horologium solarium), artefacto que hizo traer desde Grecia y que revolucionó el concepto que los romanos tenían hasta entonces del paso del tiempo a lo largo de todo el día.


El reloj solar se componía de un stilognomon, una aguja que proyecta una sombra y de una superficie en forma de circunferencia llamada limbo, que es la que recibe la sombra del stilo. Esta zona lleva las marcas y las inscripciones que usan la altura del sol para determinar la hora. El limbo poseía once líneas que dividían la circunferencia fracciones específicas.



En la actualidad se conservan aproximadamente unos cien ejemplares de  estos relojes solares romanos, la mayoría de ellos realizados en mármol o piedra caliza y colocados en los lugares públicos de las Urbes para que cualquier ciudadano pudiera consultar la hora, muchos de estos horologium poseen inscripciones en latín en las que hacen alusión los benefactores que pagaron de su bolsillo estos relojes para grandeza de la urbe y de la Gen a la que pertenece el ciudadano en cuestión.


Y por fin llegamos a la noche romana (nox), y con ello hay que describir como marcaban las horas durante la noche, esto es también una cuestión del pragmatismo romano. La noche la dividían en cuatro partes o vigilias, y se enumeraban también por prima hora, seconda hora, tercia hora y quarta hora, las horas nocturnas también variaban su duración dependiendo la estación del año en la que se encontrasen. Esta distribución en cuatro partes-vigilias, como su propio nombre indica guardaban una estrecha relación con los turnos de “vigilancia” en los campamentos militares.




Podemos decir que si durante las horas de luz solar se usaron relojes de sol para enumerar el paso de las horas diurnas, para medir el paso de las horas nocturnas y no ser valido el sistema del reloj de sol por la falta del mismo, en Roma se tuvo que emplear otros sistemas, uno de ellos, quizás el más común, fue la clepsidra (ladrón de agua), que es como se conoce este tipo de reloj, aunque la mayoria de los romanos lo llamaban simplemente horologium ex aqua (reloj de agua) este sistema fué heredado de griegos y egipcios.




Este horologium ex aqua o reloj de agua, es un mecanismo simple, consistente en un recipiente graduado de cerámica o piel impermeabilizada que contenía agua u otro líquido hasta un cierto nivel, con un orificio en la base de un tamaño adecuado para asegurar la salida del líquido a una velocidad determinada y, por tanto, en un tiempo prefijado. 






Ya hemos comentado que las clepsidras no eran un invento romano, ya que datan de la antigüedad egipcia, así mismo los relojes de agua también fueron utilizados por los antiguos griegos para señalar el tiempo.








Las clepsidras se usaban en las campañas militares romanas para señalar las guardias nocturnas, para luego mas tarde introducirse en los tribunales y en el senado de Roma para marcar el tiempo de los oradores, así mismo también se hicieron muy comunes en algunas celebraciones religiosas donde era necesario medir los tiempos antes de la salida del sol,  y sin olvidar un lugar  donde fueron muy utilizados, en los lupanares para medir el tiempo que los clientes estaban con la meretriz.