Fue en los primeros tiempos de la ciudad de
Roma como Republica allá por el siglo VI a.C., cuando se empezaron a forjar los
primeros mitos sobre sus héroes, uno de estos héroes fue Publius Horatius
Cocles (Horacio el Tuerto), que según cuenta la leyenda en el año 508 a.C. ante el avance de los Etruscos, guiados
por el rey Porsenna, el solo fue capaz de detener su avance hasta la ciudad,
mientras el ejército romano demolía el puente Sublicio, único puente de madera
que por entonces atravesaba el rio Tíber, para impedir así el paso de los Etruscos.
Cuando el puente estuvo completamente destruido, se arrojó al Tíber, y aquí,
según Polibio, se ahogó a causa del peso de su armadura, aunque según la
versión de Tito Livio, atravesó el río a nado y entró en la ciudad tras su
gesta.
Pongámonos en la historia, tras los desmanes provocados por el rey Tarquinio el
Soberbio, tras la violación de la noble romana Lucrecia y de su
posterior suicidio, actos estos que provocaron la caída de la monarquía etrusca
de la ciudad y el exilio del rey Tarquinio y su familia y de todos sus deudos
en la cercana urbe de Clusium, ciudad esta, bajo el mando del rey etrusco Lars
Porsenna. Tarquinio con ansias de venganza propuso a Porsenna el ataque y
conquista de Roma, y este en vista de los beneficios a obtener se dirigió con
su ejército a la conquista de la ciudad de Roma.
El
ejército etrusco comenzó el asalto en lo
que actualmente seria el actual Trastevere (colina del Janículo), y continuó su
avance hacía el puente Sublicius
por donde pretendía introducirse en la urbe, pues este era el único
puente existente que cruzaba el Tíber hacia el interior de la ciudad. El
ejercito Etrusco debió de ser grandioso, pues al aparecer este ante las puertas
de la ciudad gran parte de los soldados romanos que la defendían abandonaron
sus posiciones desmoralizados y huyeron buscando refugio en el interior de Roma
dejando el puente desguarnecido, con esta perspectiva a las puertas de la
ciudad, aparece nuestro héroe Horatio Cocles, que intenta con arengas mantener
las filas de los pocos soldados que no han huido, pero sin éxito alguno, por
tanto se decide abandonar la posición y retirarse hasta la ciudad destruyendo
el puente, pero hay que frenar el avance etrusco para dar tiempo a demoler el
puente y evitar así que el invasor acceda por él hasta el interior de la
ciudad, para este menester se quedan al pie del puente el propio Horatio Cocles
y dos patricios mas Spurio Larcio y Tito Herminio que combaten a los etruscos
hasta que ya el puente está a punto de caer y los dos patricios cruzan el
puente quedando Horatio para salvar su retirada, con el puente ya destruido,
Horatio se lanza a las aguas del rio Tíber, consiguiendo llegar al otro lado y
ponerse a salvo, tras el asedio el pueblo de Roma le erigió una estatua para
demostrar su gratitud.